sábado, 3 de enero de 2009

Fragmento de Por quien doblan las campanas de Ernest Hemingway

Robert Jordan sobre el suicidio de su padre: "Todo el mundo tiene derecho a hacer lo que hace, pensó, pero aquello no estuvo bien. Lo comprendo, pero no lo apruebo. Lache, esa es la palabra. Pero, ¿lo comprendes realmente? Por supuesto, lo comprendo, pero... Si, pero... Hay que hallarse terriblemente replegado sobre si mismo para hacer una cosa como ésa. (...) Comprendía a su padre, le perdonaba y le compadecía; pero le avergonzaba"

En cada texto que leo trato de acercarme, trato de entender cómo mi abuelo pudo llegar a pensar en su suicidio y la manera en planeó todo... comprar cada coas que necesitaba para llevarlo a cabo y las instrucciones que dejó para después, tratando de causar la menor molestia posible, ¿cómo puede ser?
Me pone mal el solo pensarlo, y es peor aún el haber estado con él el día anterior y por una milésima de segundo haber percibido que algo no estaba bien, sin llegar a darme cuenta de qué se trataba.
Es difícil analizarlo, es difícil comprenderlo y después de todo, es difícil saber si realmente quiero llegar a entenderlo.

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