Desde hace dos semanas, uno de mis mejores amigos de la primaria empieza a organizar una reunión para los egresados. Como era de preveerse, a último momento se bajaron todos dando excusas tontas.
En fin, como igual hacía mucho que no nos veíamos, mi amigo me llama para que vaya a cenar a la casa de él, y asi de paso conocer a la señora y a la nena. Todo bien, me fui al super a comprar unas masas secas para después de la cena y depués me fui directo a la casa.
En cuanto entré al departamento me di cuenta que no estaban precisamente nadando en abundancia. En el comedor tenían una mesa bastante con solo dos sillas, el resto eran banquetas de plástico. No tenían apliques para tapar las lamparitas, lo que es más, había una sola lamparita que no iluminaba los sufciente por lo que la señora le dice a mi amigo que coloque otra.
Después de un rato de charlar llegó la hora de pedir la cena. Pizza. Mi amigo llama por el celu a la pizzería para pedir una de muzzarella y una de jamón y morrones. Escucho que del otro lado le dicen que son $ 41 y cuanto iba a demorar.
Mi amigo se va a la cocina a buscar la plata y vuelve a los dos minutos y me pregunta si tengo $20. Me fijo pero no tengo cambio, asi que le doy un billete de $100. Llega la pizza, me da el vuelto y me dice que después me va a dar los $ 20 (la pizza había salido $41), igual le digo que está bien, que no es problema.
Cenamos, hablamos del pasado, del presente y hasta de lo que no fue. Se hace hora de irme, llamo un remis.
Conclusión: en lugar de irme contenta por habernos visto después de mucho tiempo por haber estado hablando de los años de primaria, me fui re caliente por haber pagado TODA cena (menos la bebida) y ni siquiera haber comido las masa que yo había llevado.
Mas allá del hecho de saber que no están nadando en plata, realmente me hicieron enojar con esa actitud de chupasangres que mostraron.

Good judgment comes from experience, and often experience comes from bad judgment. (Rita Mae Brown)